My rating: 4 1/2 stars
Alejandro Almazán’s fiction can be cynical and disturbing. His recent novel El Más Buscado (see my earlier review) paints a troubling portrait not only of an elite leader in the drug industry, but also of the Mexico that has allowed him to exist and flourish. Chicas Kaláshnikov y Otras Crónicas, however, is disturbing at an entirely different level, because it’s not fiction. It is a series of interviews with the very real people who populate the Mexican drug trade, stripping away the cliches, horrors and romanticism that have filled our imaginations for many years.
A collection of stories published by Almazán in various publications between 2001 and 2012, the book introduces us to Yaretzi, a young woman now sitting in a Chihuahua jail, who wielded her AK47 cuerno de chivo (the Mexicans call them “goats’ horns”) as a surprisingly underpaid cartel assassin. She doesn’t look at her victims for fear of going crazy. We also meet Jota Erre (J.R.), who has been lured into various low-level jobs for the cartels, ranging from marijuana harvester to debt collector / assassin. At every turn, however, he comes away without getting paid, and what recourse does he have? None… if he wants to stay alive. At another end of the spectrum, we meet Julián Leyzaola Pérez, the one-time chief of police in Tijuana, and celebrated “incorruptible cop.” In a remarkable series of interviews, Almazán records the opinions, insights, and even introspections of a controversial figure widely held to be a hero.
These and other characters are presented so vividly, but without embellishment, that the “war on drugs” now has a face. The face of the real people involved in it.
Reseña de Rodrigo Araiza en EstiloDF:
Más allá de las tramas y personajes retratados en este compendio de historias, Chicas Kaláshnikov y otras crónicas ofrece un panorama de un problema que aqueja a la sociedad mexicana: el narcotráfico.
La mal llamada “guerra contra el narco” pasó de ser una gripa bajo control a un cáncer invasivo capaz de destruir el tejido social desde su célula más básica: la familia. En su ejercicio periodístico, Alejandro Almazán ha escudriñado dentro de las historias del narcotráfico, y como resultado de esa búsqueda se encontró con un país hundido en la pobreza, desigualdad, injusticia, corrupción y prepotencia, ingredientes básicos para un estado fallido.
A través de personajes como Lino Portillo Cabanillas, El Jota Erre; el adolescente sicario conocido como El Ponchis, e incluso figuras de autoridad como Julián Leyzaola Pérez y el alcalde Mauricio Fernández, el autor de estas crónicas reseña y dibuja un México herido por la violencia.
“Te encuentras con que los personajes también son seres humanos, tienen familia y ellos ven el narcotráfico como un trabajo; esto no quiere decir que sus actos son justificables, sin embargo, los medios se han encargado de crear un estereotipo que no se apega a la realidad del narco”, señala Almazán.Chicas Kaláshnikov y otras crónicas compila una serie de historias publicadas por Almazán en distintos medios de comunicación durante un periodo de 11 años, entre 2001 y 2012. Son historias que no pierden vigencia, personajes que ahora son cotidianos, que aunque parecieran sacados de la ficción, son parte de la realidad.